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Nació el 07 de noviembre de 1916 en la comunidad El Tajín, municipio de Papantla, Veracruz, México. Sus padres fueron don Alejandro Simbrón San Martín y la señora Rosa Méndez Villanueva. Creció en una familia dedicada al trabajo de la vainilla y al cultivo del maíz. La comunidad de Viejo Ojite lo vio forjarse al quedar huérfano de padre y enfrentándose a las consecuencias de la pobreza, el olvido y el actuar de los mestizos. Aprendió a los 8 años el ritual de la Ceremonia Ritual de los Voladores.
   
En su niñez creyó que aprender a leer y escribir no estaba hecho para los indígenas, sufrió los métodos educativos violentos de sus maestros que enseñaban en “castilla”, lengua desconocida que él no entendía y por la que era reprendido con bofetadas, humillaciones, golpes de vara, borrador y otros castigos como cargar piedras con los brazos extendidos. Con esfuerzo terminó hasta quinto grado de primaria.
 
Lo más destacable de la vida y trayectoria de Don Juan Simbrón es el apego a la cosmovisión de su pueblo. Un hombre que con humildad y sabiduría expresó su pensamiento y los anhelos de las comunidades, depositario de símbolos y emblemas de la resistencia cultural indígena; creador que a lo largo de su vida tocó el violín para recrear innumerables danzas. Debido a las prohibiciones familiares, practicó poco tiempo los sones que forman parte de la Ceremonia Ritual de Voladores, aprendiendo otras danzas.
 
Su actitud de servicio a la comunidad en los cargos menores que desempeñó, pronto lo llevó a ser policía, topil, comandante y hasta agente municipal de la comunidad El Tajín.
 
Su trayectoria de representación de los pueblos del Totonacapan adquirió mayor responsabilidad a partir de 1975, cuando fue nombrado presidente del Consejo Supremo Totonaca, puesto que hasta su muerte ocupó, permitiéndole gestionar apoyos diversos para el desarrollo comunitario de la región.  
 
Don Juan Simbrón Méndez, líder moral y espiritual del Consejo Supremo Totonaco, luchador social durante toda su vida por el bien de las comunidades indígenas del estado de Veracruz y del país, desempeñó un papel fundamental como portador del mensaje del pueblo totonaco; representante reconocido de los pueblos indígenas de América; luchador por la igualdad, los derechos humanos y la importancia del campo en la cosmovisión indígena; impulsor de la unidad del pueblo totonaca y defensor de las tradiciones de los pueblos indígenas del estado de Veracruz.
 
Durante las décadas de mil novecientos sesenta y mil novecientos ochenta, a través de diferentes comisiones recorrió el país con el único afán de ayudar, siendo el mediador entre las comunidades indígenas y el gobierno, el intérprete que anunciaba las buenas nuevas de los programas y proyectos destinados a los pueblos y comunidades indígenas. No es fortuito que durante sus últimos años de vida varios líderes indígenas de Veracruz y del país se acercaron a él para reconocer su labor, nombrándolo Presidente de los Pueblos indígenas. El 20 de noviembre del año 2009, lo designaron Presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas del Consejo Político Estatal.
 
 
 
La política incluyente de Don Juan Simbrón fue acertada y sin limitaciones, los apoyos que recibió siempre fueron empleados con transparencia, oportunos y para beneficio de las comunidades. “Todos somos mexicanos, no hay mexicanos de primera ni de segunda”, bajo este lema se ganó la confianza de la ciudadanía y de los gobernantes.
 
“El arma espiritual, no con armas ni con tambor de guerra, sino con bandera de paz, con inteligencia”; “el mundo es de indígenas y de no indígenas”; “la igualdad entre los hombres”; “respeto y amor a la naturaleza”; “el árbol de la buena fruta”, y “la cultura tiene principio pero no tiene fin”, son preceptos que el mundo actual necesita y que Don Juan Simbrón expresó en palabras y con su testimonio de vida. No en vano por el territorio nacional al verlo decían: “ahí viene la paloma blanca”.
 
   
El 11 de noviembre del año 2007, fue nombrado presidente de la Confederación Nacional de los Pueblos Étnicos en el Parque Takilhsukut en El Tajín, Papantla, Veracruz.
 
El 8 de junio del año 2008, Don Juan Simbrón presenta ante el Congreso del Estado de Veracruz la Declaración de El Tajín, documento en el cual se plasman las demandas y necesidades prioritarias de los pueblos y comunidades indígenas de la entidad.
 
El 19 de marzo del año 2009, Don Juan Simbrón recibió la medalla que desde entonces lleva su nombre. La presea se entrega anualmente como parte del programa Tesoros Veracruzanos Vivos, que adopta las disposiciones del esquema tesoros humanos vivos de la UNESCO, por realizar una labor pionera en México en el reconocimiento, la conservación y el fomento del Patrimonio Cultural Inmaterial a través de los ciudadanos que -en definición de la UNESCO- son Tesoros Humanos Vivos: depositarios y practicantes de la tradición, que deben ser estimulados para desarrollar y transmitir sus conocimientos.
   
Dentro de este programa surge la Cátedra Juan Simbrón, con el propósito de atender la demanda de preservar los conocimientos, las técnicas y las habilidades necesarias para la recreación de Patrimonio Cultural Inmaterial y para preservar y difundir el valor histórico, artístico y cultural de Veracruz.  
 
En el año de 1972 Don Juan Simbrón se preocupó por la organización de los Voladores, concretando su sueño en el año de 1975, cuando su iniciativa, coordinada con la Procuraduría de Asuntos Indígenas y el Instituto Nacional Indigenista, consolidó la Unión de Danzantes y Voladores. Los objetivos contemplados en sus estatutos pugnaban por “la defensa y fortaleza de la tradición y del reconocimiento institucional del arte totonaco y de mejores condiciones para los practicantes de las danzas”. Fueron acciones de rescate y fortalecimiento que siguieron en años posteriores, hasta que en el año 2009, todos los voladores regionales, estatales, nacionales e internacionales, en comunión de principios, reclamos y acciones fueron reconocidos por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial con la denominación “Ceremonia Ritual de Voladores”.
 
Durante el mes de diciembre del año 2011, como reconocimiento a su labor por la dignificación y desarrollo de las etnias de México, en sesión solemne del Congreso de Veracruz, Don Juan Simbrón recibió la medalla y diploma Adolfo Ruiz Cortines.
 
 
El 04 de noviembre del año 2012, otro acontecimiento cataliza la conciencia y la atención de sectores importantes de la sociedad totonaca y de otras culturas: en París, Francia, en presencia de la delegación totonaca, se anunciaba el reconocimiento de la UNESCO al Centro de las Artes Indígenas por sus buenas prácticas para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Sueño de Don Juan Simbrón Méndez de contribuir al arte universal ancestral con la preservación, promoción y respeto a la cultura totonaca; modelo de regeneración mundial del Totonacapan, referencia obligada para la revitalización de las civilizaciones indígenas. Una escuela de las artes que promueve una visión holística del patrimonio inmaterial del pueblo totonaca y celebra los valores de diálogo y ayuda mutua.
 
El 23 de febrero del año 2015, fallece Don Juan Simbrón Méndez. Su muerte se da previo a la Cumbre Tajín, festival en donde se desempeñó como promotor por más de una década.